Pamplona, España
Desde mediados del siglo XIX, muchos arabistas e historiadores han hablado de «la España musulmana». En las últimas décadas, varios autores han criticado esta expresión, en la que ven una españolización de al-Andalus fruto del nacionalismo decimonónico. Estas críticas, aun siendo en parte certeras, han impedido advertir que el éxito de la locución «España musulmana» no se debió tanto a la españolización como a la desarabización de al-Andalus. La españolización de al-Andalus ya era habitual antes del siglo XIX: hasta bien entrada esa centuria, bastaba aludir al influjo del clima ibérico para convertir a los árabes en españoles. Lo novedoso en la segunda mitad del XIX fue el triunfo del racialismo. Los caracteres nacionales, hasta entonces vinculados casi siempre a las condiciones geográficas, pasaron a entenderse como producto de la herencia biológica. Y se hizo preciso sostener (con ayuda del antisemitismo «científico») que los pobladores de al-Andalus no fueron de «raza arábiga». Así la «España árabe» se transformó en la «España musulmana».
Since mid-nineteenth century, many Arabists and historians have referred to al-Andalus as a “Muslim Spain”. In the last decades, several scholars have criticized this historiographic tradition, which they see as a Hispanization of al-Andalus resulting from late-nineteenth-century nationalism. Although partly accurate, this criticism has overshadowed the fact that the success of the phrase “Muslim Spain” was not so much due to a Hispanization as to a de-Arabization of al-Andalus. Prior to the nineteenth century, Hispanizing al-Andalus was already a common historiographical practice: referring to the influence of the Iberian climate was enough to turn Arabs into Spaniards. The novelty of the last half of the nineteenth century was the triumph of racialism: national humors, until then attributed to geographical conditions, came to be understood as a product of biological inheritance. Thus, in order to continue Hispanizing al-Andalus, it was necessary to “demonstrate” (with the help of “scientific” anti-Semitism) that its inhabitants were not of “Arabian race”. And so “Arab Spain” became “Muslim Spain”.
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