Nuestra asamblea ha acogido la palabra de Dios de un modo significativo, o sea pasándola de mano en mano, y podríamos decir pasándola de corazón en corazón, desde un animador vocacional a un padre a un joven. Es un gesto litúrgico simple pero de gran significado educativo, subrayado también por los pasajes de la primera carta de Juan que han expresa-do bien el contenido, o sea la palabra de vida, que debe estar en el corazón de cada educador en la fe para poder ser animador de la fe . Escuchemos de nuevo estos pasajes de la primera carta de Juan y acogiéndolos personalmente con el sentido de responsabilidad al que hemos sido llamados poco antes en el texto de nuestro Obispo, Comunicar el Evangelio en un mundo que cambia.
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