Estados Unidos
Las aves no perciben su canto como nosotros, pues prestan más atención a los sutiles matices vocales que a las melodías que nos deleitan.
El sesgo sensorial inherente del oído humano había ocultado ese hecho, que los avances técnicos y los experimentos han desvelado últimamente gracias al análisis de la estructura fina del canto.
La capacidad de generación y modulación del sonido de la que hacen gala en especial las aves canoras reside en la siringe, un órgano fonador especializado sin equivalente en los demás vertebrados.
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