Desde que los filólogos comenzaron a describir y clasificar las distintas lenguas románicas, algunas áreas dialectales han quedado difuminadas y reducidas a la categoría de zonas de transición. El presente artículo analiza tres rasgos lingüísticos del ribagorzano situándolos en un tiempo y espacio concretos: el comitatus Ripacorcensis de los siglos X y XI. El estudio de la lengua viva, la scripta condal y la toponimia desde una perspectiva panrománica demuestra que dichos rasgos emergieron en Ribagorza de manera autónoma, y refuerza la consideración del ribagorzano como romance independiente.
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