La provincia de Teruel es bien conocida por sus fríos invernales y la actividad tormentosa estival. Dentro de ella se han alcanzado las temperaturas más bajas de la red meteorológica oficial en zonas habitadas de España, caso de los -30 ºC registrados el 17 de diciembre de 1963 en el Observatorio de Calamocha-Fuentes Claras y los -28 ºC de Monreal del Campo el 4 de enero de 1971. Este punto del altiplano turolense y las cercanas parameras de Molina de Aragón (-28,2 ºC el 28 de enero de 1952), ya en la vecina provincia de Guadalajara, comparten no sólo la singularidad de ostentar las temperaturas más bajas de la España habitada, sino también una notable recurrencia de episodios con temperaturas inferiores a los -20 ºC. Durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI, en el triángulo geográfico que Calamocha y Molina de Aragón forman con Teruel se han registrado más de un centenar de episodios de -20 ºC, bien en dichas poblaciones o en otras situadas en el interior de dicho triángulo o sus proximidades, entre ellas Daroca, Burbáguena, Luco de Jiloca, Santa Eulalia del Campo, Piqueras, Alfambra y Torremocha del Jiloca.
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