Esta comunicación plantea intervenir en las aulas de Educación Infantil desde una perspectiva emocional, ofreciendo un modelo educativo activo en el que se dé respuesta al aprendizaje de las matemáticas a partir de actuaciones que aúnen vida y conocimiento, evitando la desconexión entre realidad y procesos cognitivos.
La intervención temprana, desde las primeras etapas de escolaridad, es fundamental para adquirir estructuras o "andamiajes" que les servirán de instrumento consolidador para futuros conocimientos. Es por ello por lo que proponemos una idea de aula como espacio vital y de experiencias, "un laboratorio" en el que los niños y niñas sean los principales investigadores elaborando hipótesis y manifestando certezas a partir de su propia acción en conexión con la propia vida, relacionando emociones y experiencias significativas
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