Jorge López Parages, María Belén Rodríguez de Fonseca
El conocimiento del clima reciente es el mejor laboratorio para poder llevar a cabo una buena modelización del clima futuro. Por ello es importante distinguir entre la variabilidad natural del clima de aquella de origen antropogénico, dos realidades que afectan rotundamente al sistema climático y que pueden interferir constructiva o destructivamente. La llamada Transición Climática (TC) se ha definido como un cambio drástico en el estado básico del Pacífico tropical y en la dinámica del fenómeno ENSO en 1976-77 (Fedorov y Philander, 2000). No obstante, el impacto de este cambio se ha observado en el comportamiento del clima global del planeta, sin demostrarse a día de hoy si esta transición está asociada al cambio climático antropogénico o se debe a cambios de origen natural en el que están involucradas oscilaciones multidecadales como la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO1) (Mantua et al., 1997; Minobe, 1997).En la misma línea, existe otro cambio drástico del clima en 1968, que coincide con un cambio de fase de la Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO2 ), un cambio en el índice de lluvia en el Sahel, en la circulación zonal controlada por la célula de Walker, en la circulación meridional vía célula de Hadley, etc. (Baines y Folland, 2006).
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