Simón Pedro Izcara Palacios, Benjamín García Sanz
En las economías rurales europeas existe una creciente importancia de actividades no agrarias, a la vez que los propios activos agrarios son cada vez menos dependientes de la agricultura. En España, el peso de la agricultura en la actividad e ingresos de los áreas rurales está decreciendo rápidamente, como consecuencia de la reducción de la importancia macroeconómica del sector agrario y de la diversificación ocupacional de la sociedad rural. El peso de la agricultura, el tradicional sustento de la economía rural, está decreciendo rápidamente, convirtiéndose en una fuente secundaria de ingresos. En contraposición, los sectores no agrarios están creciendo. Como consecuencia, los hogares agrarios no son mono-activos, o dependientes en una sola fuente de ingresos; sino que dependen de ingresos provenientes de varios actividades, agrarias y extra-agrarias. Asimismo, la mayor parte de los hogares tiene ingreso que no proceden del trabajo, completándose las rentas del trabajo con transferencias sociales (pensiones, subsidios de desempleo, etc.). Por lo tanto, la distinción entre hogares agrarios y no agrarios en el medio rural es confusa; siendo el nuevo patrón una situación híbrida de hogares agrarios participando en actividades extra-agrarias y hogares no agrarios que completan su renta con el trabajo en la agricultura. En este artículo exploramos las interferencias producidas en los hogares rurales entre los actividades agrarias y extra-agrarias, así como la incidencia de estos procesos en el mantenimiento de la viabilidad económica de los mismos.
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