El lenguaje de la ética es el propio de los deberes, no de los derechos. El deber es una experiencia universal en la especie humana, que la obliga a buscar la máxima promoción y rea-lización de los valores que se hallan en juego en cada situación. Hay dos tipos de valores, los instrumentales o técnicos, que se miden en unidades monetarias, y los llamados intrínsecos, que tienen valor por sí mismos, con independencia de cualquier transacción. Es el caso de la amistad, la dignidad, la justicia, la solidaridad, y tantos más. Ellos son los más importantes de la vida, tanto individual como colectiva. Durante la etapa productiva de la vida, los seres humanos hemos de buscar al incre-mento de los valores instrumentales, y con ellos de la riqueza económica. De ahí que sean los abuelos quienes se encuentran en mejores condiciones para la transmisión de los valores intrínsecos a sus nietos. Una función que parece hundir sus raíces en la propia historia evolutiva de la especie humana.
The language of ethics is that of duties, not of rights. Duty is a universal experience in the human species, which forces it to seek the highest promotion and realization of the values that are at stake in each situation. There are two types of values, the instrumental or technical ones, which are measured in monetary units, and the so-called intrinsic, which have value by themselves, independently of any transaction. This is the case of friendship, dignity, justice, solidarity, and many more. They are the most important in life, both individually and collectively. During the productive stage of life, human beings must seek to increase instrumental values, and with them economic wealth. Hence, it is the grandparents who are in the best condition to transmit intrinsic values to their grandchildren. A function that seems to have its roots in the evolutionary history of our human species.
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