Tomás-Ramón Fernández Rodríguez
Hablar de un régimen especial para la Villa de Madrid sólo tiene sentido por cuanto es hoy un municipio desproporcionado gracias a la política de anexiones erróneamente puesta en práctica hace treinta años. Volver a la situación anterior no ha lugar. Hacer hincapié en el régimen especial de la Villa puede traer como consecuencia inmediata la de levantar una barrera competencial infranqueable para la nueva autoridad metropolitana surgida del estatuto de autonomía. Cabe eso sí, atender a los costes fiscales no compensados por el hecho de la capitalidad, lo que podría dar lugar a una subvención cuantificada con precisión que ahuyentara cualquier privilegio.
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