María del Carmen Lacarra Ducay
La gran devoción sentida por los fieles aragoneses a San Martín de Tours durante la Baja Edad Media fue recibida a través de los peregrinos franceses que iban a Santiago de Compostela. Esta se manifiesta a través de la documentación y de las obras pictóricas conservadas, con ejemplos de pintura mural y sobre tabla.En la primera mitad del siglo XV tiene importancia el retablo de San Martín de la iglesia de San Felix de Gerona en Torralba de Ribota (Zaragoza), que lleva la firma de su autor, Benito Arnaldín, pintor de Calatayud que ya había fallecido el 30 de septiembre de 1435. Se caracteriza por la originalidad de su iconografía querecrea escenas de la vida del santo apóstol de las Galias, basada en la Leyenda Dorada de Jacobo de la Vorágine.A una generación posterior pertenece el pintor Blasco de Grañén (1422-1459), autor de varios retablos de la advocación de San Martín de Tours con destino a distintas iglesias de Zaragoza capital y provincia, entre los que destaca el de La Puebla de Albortón, contratado en febrero de 1445, del que se conserva la tabla titular con san Martín a caballo partiendo su capa con un pobre que se custodia en el Alma Mater Museum de Zaragoza. Este retablo pudo servir de modelo para el retablo de san Martín de Riglos (Huesca), realizado en colaboración con el pintor Pedro García de Benabarre durante los años 1445 y 1449 en que los dos pintores compartían taller en Zaragoza. El retablo de Riglos se conoce por una fotografía de 1909 que muestra su estado original antes de que sus tablas fueran vendidas y distribuidas por distintos museos y colecciones de Europa y de Estados Unidos de América. La tabla titular, que repite el modelo de la pintura del retablo de La Puebla de Albortón, se conserva en el Museo Nacional de Arte de Cataluña desde 1932.
The great devotion that the Aragonese people felt to San Martin de Tours over the late Middle Ages was received through the French pilgrims who were travelling to Santiago de Compostela. This devotion is manifested through the documents and some well-preserved art pieces, such as mural and table painting.In the first half of the 15th century, the altarpiece of San Martín from the church of San Felix de Gerona in Torralba de Ribota (Zaragoza) develops great importance. It shows the author’s signature, Benito Arnaldín, painter from Calatayud who was already deceased the 30th September 1435. He is characterized by the originality of his iconography, that recreates scenes of the holy apostol of the Gaul’s life, based on the Golden Legend by Jacabus de Varagine.The painter Blasco de Grañén (1422-1459) belongs to a later generation. He is the author of several altarpieces with the advocation to San Martín de Tours, destined to different churches from Zaragoza (capital city and province), standing out among others the one from La Puebla de Albortón, hired in February 1445, from which the titular table is preserved and represents San Martín riding a horse splitting the cape with a poor, which is guarded in the Alma Mater Museum from Zaragoza. This altarpiece could have been used as a model for the altarpiece of San Martín de Riglos (Huesca), made in collaboration with the painter Pedro García de Benabarre over 1445 and 1449, when both artists shared atelier in Zaragoza. The altarpiece from Riglos is known thanks to a photography from 1909 that shows its original state before its panels were sold and distributed among different museums and collections of Europe and the United States. The central panel, that repeats the altarpiece from La Puebla de Albortón’s painting model, is preserved in the Museo Nacional de Arte de Cataluña since 1932.
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