Este artículo contempla la conducta suicida como un fenómeno complejo, prevenible y como un problema de salud pública, no solamente de salud mental. De forma práctica describe qué pueden hacer los familiares, los profesores, los pastoralistas, etc, en tres momentos del proceso de la vivencia suicida: en la prevención propiamente dicha (antes de que aparezca la ideación suicida) y en la postvención con los familiares y amigos (cuando se haya consumado el suicidio).
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