Pedro León es un laico comprometido en el camino del Pueblo de Dios. Desde su vivencia preserna lo que fue el laico antes de Vaticano II y los nuevos horizontes abiertos por la eclesiología de comunión del Concilio. A partirde aquí señala los ámbitos plurales en los que ha de ejercerse la responsabilidad evangelizadora que el laico tiene y las cualidades y actitudes que la deben acompafiar: hombre de oración, con buena formación, dialogante... De ahí nos señala las dificultades que han de afrontar, emanadas de fuera de la Iglesia o del interior de la misma.
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