La vocación del hombre es única como la misión del cristiano: culto a Dios y compromiso con y a favor de loshombres. Esta es la base del planteamiento que Antonio Bravo realiza en este trabajo. publicado ya en la revista del Prado. Debemos asumir la autonomía del mundo y servir al hombre en el seno de las realidades humanas. Debe el presbítero situarse desde la caridad pastoral, a imitación de Cristo, en la dinámica del amor.
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