Cuando un bien es incluido en la Lista del Patrimonio Mundial acapara los focos mediáticos y toma protagonismo sobre bienes menos conocidos. A priori, que un bien suscite mayor interés resulta positivo: en torno a él se genera conocimiento y actividad. Al aumentar la visibilidad del bien declarado Patrimonio Mundial también incrementa el interés suscitado en los mercados emisores de turismo. Es en ese momento cuando la gestión turística del patrimonio toma especial relevancia para su protección. La gestión turística del patrimonio es el conjunto de actividades que involucran bienes culturales y naturales para diseñar y comercializar productos, servicios y experiencias turísticas. Estas actividades representan una sinergia de especial interés en la gestión patrimonial. Es posible conciliar los objetivos de la actividad turística y los propósitos de la gestión patrimonial siempre que se mantenga una relación simétrica entre los dos ámbitos. Para ello deben propiciarse sinergias que reconozcan y respeten las cualidades de los bienes patrimoniales y las características del sector turístico, además de hacerlo de forma sostenible.
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