A lo largo de los años hemos pasado de ser meros ahorradores pasivos a ahorradores que participan, y que disponen de gran cantidad de información a su alcance y un gran número de posibilidades de inversión tanto en productos y servicios, como a alternativas y soluciones. Los inversores del siglo XXI, -buscan la seguridad en la preservación del capital-, y la rentabilidad no especulativa. Desde el 2001, 2002, y 2003 la industria ha evolucionado, y las Tecnologías de la Información hoy nos posibilitan analizar enormes cantidades de información, y medir riesgos y rentabilidades de forma rápida y cómoda. Las entidades financieras están desarrollando aplicaciones de gestión de carteras de valores y de fondos cada vez más sofisticadas y estas nuevas tecnologías se pueden aplicar al ejercicio de gestión de ahorro. Una adecuada gestión del ahorro es muy necesaria, independientemente del volumen de activos de que cada individuo o familia disponga. Algunas de las razones de esta necesidad de gestionar el ahorro es la globalización de los mercados (los inversores pueden estar en cualquier mercado del mundo de forma cada vez más sencilla y barata) y a la existencia de una amplia gama de productos financieros. Esta variedad de productos hace que al inverosr particular le resulte en ocasiones difícil seguir él mismo la evolución de sus inversiones. A esto hay que añadir que puede diversificar no sólo en mercados financieros a lo largo y ancho del mundo, sino que en los últimos años, a los productos tradicionales, se ha unido otros que se han ido desarrollando, como fondos de gestión alternativa (ver artículo del número anterior), la gestión dinámica, etc.
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