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Hegel and Wittgenstein on God at the beginning of the world

  • Autores: Jakub Mácha
  • Localización: Cuadernos salmantinos de filosofía, ISSN 0210-4857, Nº 49, 2022, págs. 89-100
  • Idioma: inglés
  • Títulos paralelos:
    • Hegel y Wittgenstein sobre Dios al principio del mundo
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      En este artículo sostendré que tanto Hegel como Wittgenstein, cada uno a su propio modo y con sus características propias, emplearon la idea de Dios al comienzo de la creación como una analogía compleja para otras clases de comienzo, en particular, para el comienzo del pensamiento filosófico. La Lógica de Hegel describe la mente de Dios antes de la creación del mundo, es decir, el pensamiento puro de Dios. Si la filosofía es un comienzo radical, que el filósofo empiece todo de nuevo significa que se decide a realizar una abstracción radical respecto a la existencia del mundo. Wittgenstein, por el contrario, señala que la idea de un creador del mundo no explica nada. Lo que hace es fijar un terminus ad quem en nuestra búsqueda de explicaciones, de forma que no vayamos más allá, preguntándonos por quién creó al creador del mundo. Wittgenstein generaliza esta tesis, aplicándola a cualquier forma de razonamiento: “Antes o después las explicaciones llegan a un fin” (Investigaciones filosóficas: §1). Cualquier tipo de explicación acabará por alcanzar su terminus ad quem, lo que únicamente significa que como tal ha de poseer un inicio lógico.

    • English

      I argue that Hegel and Wittgenstein, each in their own specific way, used the idea of God at the beginning of creation as a complex analogy for other kinds of beginning, most notably the beginning of philosophical thought. Hegel’s Logic describes God’s mind before the creation of the world, i.e. God’s pure thinking. For a philosopher, beginning afresh means resolving to consider this kind of abstraction from the existence of the world. Wittgenstein, by contrast, says that the idea of a creator of the world does not explain anything. It marks the terminus ad quem of asking for explanations; we must not ask further who created the creator of the world. Wittgenstein generalizes this for any kind of reasoning: “Explanations come to an end somewhere.” (Philosophical Investigations: §1) Any sort of explanation must eventually arrive at its terminus ad quem, which means only that any kind of reasoning must have its logical beginning.


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