Si bien fue Piteas de Massalia quien a finales del siglo IV a. C. aportó las primeras relaciones sobre Britania, para la mayoría de los intelectuales del Alto Imperio fue una cuestión irrefutable que no había sido el explorador griego, sino Cayo Julio César, el primero en haber llegado a la isla. César arribó a Britania en dos ocasiones, en 55 a. C. y en 54 a. C. Teniendo presentes las campañas en curso contra las tribus galas, en el presente artículo tratamos de dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿Por qué centraría su atención en un lugar que, a priori, no representaba ningún peligro inminente? ¿Qué esperaba lograr con estas acciones? ¿Qué consecuencias tendría para Britania y para Roma la llegada del procónsul a la isla?
Although it was Piteas who at the end of the 4th century BC provided the first reports on Britain, for most of the intellectuals of the High Roman Empire it was an irrefutable question that it had not been the Greek explorer, but Gaius Julius Caesar, the first to have reached the island. Caesar came to Britain twice, in 55 BC. and in 54 BC. Bearing in mind the ongoing campaigns against the Gallic tribes, in this article we try to answer the following questions: Why focus attention on a place that, a priori, did not represent any imminent danger? What did he hope to achieve with these actions? What consequences would the arrival of the proconsul on the island have for Britain and Rome?
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