J. Orduña Valls, María del Mar Domínguez García, Luz Cánovas Martínez
La articulación sacroilíaca (ASI) es la articulación axial más larga del cuerpo con una superficie de 17,5 cm. Es una articulación diartrodial, anfiartrósica irregular y monoaxial en la que solo el tercio anterior de la articulación es una verdadera sinovial, siendo el resto el resultado de una compleja red de conexiones ligamentosas. Presenta una movilidad limitada (cuatro grados de movimiento y 1,6 mm de traslación total). Su objetivo principal consiste en proporcionar estabilidad al eje del cuerpo, lo cual consigue por medio de varios mecanismos:
a) Trasmisión y dispersión de las cargas desde el tronco hacia los miembros inferiores.
b) Limitación de la rotación del eje del axis.
Su situación anatómica estratégica, así como la intensidad de las fuerzas que se ve obligada a soportar, hacen que sea una fuente frecuente de dolores lumbares de etiología inespecífica. El dolor de la ASI está definido como un dolor localizado en la región de la articulación, reproducible por test de stress específicos y potencialmente tratable con infiltración de la articulación con anestésicos locales (AL). Su prevalencia varía ampliamente en función del mecanismo utilizado para su diagnóstico (16-30%), por lo que la IASP (International Association for the Study of Pain) formuló unos criterios diagnósticos específicos.
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