La producción operística de Benjamin Britten va apareciendo cada vez con más regularidad en los escenarios líricos españoles. Un signo de normalidad que tendrá continuidad en los próximos meses de un año que coincide con el 25 aniversario de su muerte. El Maestranza sevillano y el Liceu barcelonés acogen dos títulos del compositor británico, dos obras formalmente dispares, pero que tiene en común la destrucción de dos figuras inocentes por un entorno hostil.
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