Alicia lo dejó bien claro cuando dijo “y de qué sirve un libro si no tiene ilustraciones ni diálogos” para lograr su fin; el hecho es que un buen libro ilustrado con las imágenes adecuadas es un placer para la mente y la vista del lector. Ciertos libros, de hecho, han llegado a ser una unidad inseparable con sus ilustradores. El mismo libro de Alicia parece tanto una creación de Tenniel como de Dodgson, el Quijote de Doré desafía la versión de Daumier y la Salomé de Wilde es casi imposible de concebir sin la...
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