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Resumen de Estilos, gestos y “yeites”. La huella (maestra) del tango tradicional en las propuestas contemporáneas

Teresita Lencina

  • español

    En la década de 1960 habitaba en ciertos sectores de la vida cultural porteña una preocupación por la suerte del tango: no sólo de los músicos, a quienes se les había reducido drásticamente el trabajo, sino también de otros artistas vinculados al género y de parte de la comunidad que ya no encontraba lugar para el desarrollo de prácticas relacionadas con el mismo. La movida musical de la Ciudad de Buenos Aires estaba dominada por otras músicas que habían generado una rebelión estética y de entretenimiento diferente en la ciudad. Simultáneamente a esta crisis de popularidad, sucedía en el tango un cambio estilístico sustancial, fenómeno atribuido convencionalmente a Astor Piazzolla, si bien este no ha sido el único innovador. El mismo Aníbal Troilo introdujo cambios en su propio estilo y otros no tan visibilizados como Eduardo Rovira irrumpieron con una propuesta sonora casi inaudita para esos tiempos. De este modo, el mosaico tanguero sesentista sumó al tango canónico o tradicional, que estaba resistiendo los embates de una nueva moda, el tango de Piazzolla y Rovira, así como el de una corriente no tan homogénea, también modernizadora aunque más sutil. Esta última fue promovida por una generación de músicos por entonces jóvenes que se habían iniciado en los 50 en las grandes orquestas. Son los que insistirán con el tango en las décadas más esquivas y que luego sostendrán el género hasta entrado el siglo XXI. Esta generación fundamental ha sido la “generación maestra” de los actuales músicos de tango en Buenos Aires. En este trabajo se busca identificar esas huellas que unen el tango contemporáneo con la de los músicos tradicionales, referentes, a través de la generación maestra, cuyos integrantes mediante sus trayectorias como músicos y su actividad como docente interconectan a las nuevas generaciones.

  • English

    In the 1960s, certain sectors of Buenos Aires cultural life were concerned about the fate of tango. Not only the musicians, whose work had been drastically reduced, but also other artists linked to this genre and who were part of the community that could no longer find a place for the development of practices related to it. The music scene in the city of Buenos Aires was dominated by other music that had generated a different aesthetic and entertainment rebellion in the city. Simultaneously with this crisis of popularity, a substantial stylistic change was taking place in tango, a phenomenon conventionally attributed to Astor Piazzolla, even though he has not been the only innovator. Aníbal Troilo himself introduced changes in his own style, and others not as visible as Eduardo Rovira burst in with an almost unheard sound proposal for those times. Thus, the tango mosaic of the sixties added the tango of Piazzolla and Rovira to the canonical or traditional tango, which was already consecrated and resisting the onslaught of a new trend; and that of a not so homogeneous trend, also modernizing, but more subtle. The latter was promoted by a generation of young musicians who had started in the 1950s in the great orchestras. They are the ones who will insist on tango in the most elusive decades and who will then sustain the genre until well into the 21st century. This fundamental generation has been the "master generation" of contemporary tango musicians in Buenos Aires. This paper seeks to identify those traces that link contemporary tango with that of traditional, leading musicians, through the master generation, whose members, through their careers as musicians and their activity as teachers, interconnect the new generations.


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