Israel
Con el tiempo llegué a conocer bien a Izzeldin, médico dedicado y ser humano compasivo, y quedé impresionado por la profunda empatía que llegaba a tener con sus pacientes. También descubrí que su modo de enfrentarse y de entender la vida y el mundo en general era excepcional. Nunca lo oí condenar las injusticias que había sufrido de un modo genérico, sino siempre específico, dirigiendo sus críticas a una situación en concreto. Esta postura también se refleja en su actitud optimista de enfrentarse a la vida: parece incapaz de albergar un pesimismo existencial o clase alguna de desesperanza. Jamás se regodea en pensar «lo que podría haberse hecho en el pasado», sino que sólo piensa en lo que se podrá hacer en el futuro. Es un hombre que siempre mira hacia el porvenir, que siempre está lleno de esperanza, algo bastante difícil en este mundo y particularmente en el suyo.
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