La resección hepática se ha convertido en el pilar del tratamiento de las neoplasias malignas. Los resultados después de la resección han mejorado significativamente con los avances de las técnicas quirúrgicas, anestésicas y cuidados perioperatorios.
El hígado se compone de 2 lóbulos anatómicos de diferente tamaño, derecho e izquierdo, separados por la cisura hepática mayor. Cada lóbulo está formado por segmentos que constituyen unidades independientes en cuanto a vascularización y a drenaje biliar. El lóbulo derecho integra del IV al VIII segmento. Y el izquierdo del I a III segmento.
El hígado recibe sangre arterial y venosa. La arteria hepática provee un 30% del flujo sanguíneo hepático. El resto proviene de la porta. Los vasos hepáticos, la vía biliar y los nervios del sistema autónomo forman el pedículo hepático. Según la nomenclatura internacional, una hepatectomía mayor es cualquier resección de al menos 3 segmentos.
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