El cáncer tiroideo diferenciado (CTD) constituye el 90% de los cánceres tiroideos y comprende el cáncer papilar, el folicular y las variedades pobremente diferenciadas histológicamente. La incidencia de los cánceres tiroideos está en continuo aumento, especialmente en mujeres; la supervivencia a largo plazo es excelente y la mayoría de los pacientes mueren de otras causas. El consenso más aceptado recomienda que la mayoría de los pacientes con cáncer tiroideo clínicamente significativo deben ser sometidos primero a cirugía con tiroidectomía total y después a terapia ablativa con yodo radioactivo si el paciente está en riesgo alto de recurrencia tumoral o muerte. Se debe administrar terapia con levotiroxina para tratar el hipotiroidismo posquirúrgico, a dosis altas, suficientes para suprimir la TSH con el fin de eliminar el poder estimulante de la tirotropina sobre los restos microscópicos de las células tumorales, en los pacientes con alto riesgo de recurrencia. Una vez que se completa el tratamiento se debe proceder al seguimiento clínico del paciente con el fin de detectar el tejido residual “in situ” o la recurrencia tumoral, con la medición de la tiroglobulina sérica, un biomarcador, y la ultrasonografía del cuello. La recurrencia local debe tratarse con cirugía, yodo radioactivo o ambos y en raros casos con radioterapia. La remisión bioquímica completa puede presentarse en 25% a 75% de los pacientes con enfermedad recurrente en los ganglios linfáticos, en cambio la recurrencia en el lecho tiroideo tiene peor pronóstico.
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