La cuenca de Cameros presenta una serie de mineralizaciones de pirita conocidas mundialmente debido a la calidad de sus cristales. Las mineralizaciones se formaron durante el pico de metamorfismo que afectó a los materiales del sector oriental de la cuenca y están localizadas en niveles lutíticos siempre en relación con potentes niveles de arenisca. Las lutitas que forman la matriz constituyen la fuente del hierro, el cual se libera mediante un proceso de sulfuración de las cloritas del propio sedimento. El azufre reducido tiene un origen externo y deriva de dos fuentes diferentes: la reducción termoquímica de sulfatos sedimentarios y la rotura térmica de la pirita de los sedimentos de la cuenca. Estas dos fuentes suministraron azufre isotópicamente pesado y ligero respectivamente, estando las composiciones isotópicos de cada depósito determinadas por la importancia relativa de cada fuente. Durante el metamorfismo, los niveles de arenisca actuaron como un acuífero de alta permeabilidad, transportando fluidos ricos en azufre hasta que alcanzaron los niveles lutíticos. Las lutitas presentaban una gran permeabilidad generada por la presencia de fracturas, de esta forma, los fluidos ricos en azufre interaccionaron con las lutitas generando las mineralizaciones. Las variaciones morfológicas que se observan en los cristales de pirita de las diferentes mineralizaciones están relacionadas con cambios en la disponibilidad de azufre y la química de los fluidos metamórficos. Las morforlogías de alta sobresaturación aparcen en materiales fluvio-deltaicos con altas concentraciones de pirita sedimentaria y sulfatos. Además, las reacciones metamórficas en las que participaron los sulfatos, debieron tener un profundo efecto en la química de los fluidos metamórficos, haciendo aumentar el grado de saturación en pirita. Las morfologías de baja sobresaturación aparecen en facies sedimentarias de tipo neandriforme, donde la disponibilidad de azufre es menor.
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