Se suele, con mucha frecuencia, separar Pastoral Juvenil y Pastoral Vocacional. La Pastoral Juvenil, que debe acompañar todo el proceso de maduración del joven, en todas las dimensiones de su persona, es el espacio vital de la Pastoral Vocacional. A su vez, la Pastoral Vocacional permite que la Pastoral Juvenil alcance su fin y su eficacia evangélica, ayudando al joven a encontrar su lugar y misión en la Iglesia y en la sociedad. En esta compleja tarea es fundamental el ministerio del acompañamiento: la presencia cercana y fraterna del acompañante.
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