Como afirma el autor: "toda fe es necesariamente una fe inculturada". Afirma esto partiendo del hecho de que la fe acontece en la acogida a la iniciativa salvífica de Dios para con la persona humana, como algo que viene al encuentro, que sorprende, que cuestiona, desconcierta e inquieta. Para la persona, captar esta inicativa divina, presupone una comprensión, una lectura, una interpretación de esta experiencia. Ahora, esta comprensión de la experiencia acontece en el contenido socio-cultural de la persona.
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