Suele afirmarse que los medios masivos de comunicación son apropiados para evangelizar, pero no para dar catequesis. Esta supone un proceso sistemático de profundización de la fe que sólo se puede realizar en comunicación faz a faz, con grupos no demasiado numerosos. Sin embargo, cuando se cuenta entre los destinatarios habituales de ciertos medios públicos de difusión, con una proporción significativa de católicos experimentados en la reflexión bíblica en grupos o en comunidades, puede esperarse que ellos asuman el rol de animadores de la reflexión en grupo, sobre todo si se les estimula suficientemente. Es preciso verificar qué estímulo se considera suficiente.
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