No se trata de tipificar al cristiano que debe formar la escuela católica, como si las necesidades de los tiempos nos exigieran un resultado "standard". El hombre jamás puede ser mediatizado, por más nobles que fueren los objetivos perseguidos. Cada hombre es creado por Dios en forma original e irrepetible, demostrándonos así la dignidad a la que está llamado y el amor que Dios le profesa. El tema tiene por objeto recordamos la visión del hombre que la educación, dentro de ella la escuela y. en particular la escuela católica -como agencia de muy específicos rasgos dentro del concierto del quehacer formativo debe tener presente en su misión y tarea.
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