Puebla al tratar de caracterizar nuestra cultura no ha tendido hacia las élites, sino precisamente hacia el pueblo y hacia su religión. Y nos da una serie de rasgos de ese pueblo que son antitéticos con la cultura ilustrada. Se trata de una "sabiduría popular con rasgos contemplativos", con profundo "sentido del trabajo y de la fiesta" (DP. 413) Y arraigada en una larga tradición cultural (DP. 399). Es una cultura "conservada de un modo más vivo y articulador de la existencia en los sectores pobres" y "sellada particularmente por el corazón y la intuición" (DP. 414). Es decir sentido de solidaridad y emotivo, frente al individualismo y el racionalismo de la Ilustración.
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