Ningún teólogo del pasado ni de ningún tiempo puede. dejar de poner como central la majestad y santidad del Dios trascendente; pero así mismo nadie ha negado ni puede negar su irradiación en el mundo de los hombres que llamamos político. La Religión puede parecerle alienante únicamente al que no la vive ni la conoce por dentro. La resignación cristiana incluye el rechazo de la opresión. Aceptar religiosamente el sufrimiento supone, al mismo tiempo, luchar contra él.
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