Antes de brindarle un título de dignidad al honor guajiro, manifestado al pundonor de José Prudencio Aguilar por nuestro Premio Nobel Gabriel García Márquez, en su obra de ficción: Cien años de soledad, y en la realidad, en: Vivir para contarla, permítaseme dilucidar de forma breve sobre esa palabra casi olvidada en nuestra lengua cotidiana, virgen y viva, como símbolo en el actuar.
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