El acercamiento a cualquier tema relacionado con el imperio y las ideas napoleónicas puede parecer, a estas alturas, un atrevimiento historiográfico. Ya el profesor Pabón recordaba, hace unos años, que una biblioteca sobre Napoleón, algo completa, debía reunir unos diez mil volúmenes, y que lo esencial comprendía un conjunto de no menos de quinientos libros. Precisamente, gracias a esta riqueza bibliográfica y documental, la acción política de los napoleónidas españoles presenta hoy escasos secretos. Las modernas investigaciones de los profesores Palacio Atard, Miguel Artola, Mercader Riba, Hans Juretschke, junto a otros estudios ya clásicos �como los de Méndez Bejarano�, han descifrado con toda claridad la fenomenología del afrancesamiento que, lejos de revelarse como un delito de lesa majestad, aparece como una manifestación más del reformismo setecentista. En efecto, aquellos novatores ilustrados creían que la regeneración nacional tenía su paradigma en el ejemplo francés. Muchos fueron, por tanto, los españoles que deseaban, y aun anhelaban, la entrada de las bayonetas de Napoleón.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados