En esta obra, Paul Kockelman estimula la continuidad de sus trabajos de antropología lingüística a través de nuevos campos de especialización. En esta medida desea evaluar sus intuiciones, así como la de otros eminentes lingüistas. Su principal influencia es ciertamente Charles Pierce, semiólogo y filósofo considerado como el fundador de la corriente pragmática. La semiología, que trata sobre el estudio de los signos, es la que interesa a Kockelman. Según Pierce, un proceso semiótico está constituido por un signo, un objeto y un intérprete. Kockelman se enfoca en el individuo y el espíritu, afirmando que cada proceso semiótico engendra a su vez otro proceso semiótico.
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