Este artículo pretende hacer una reflexión sobre algunas posturas desde la psicopedagogía, la psicología y el arte, demostrando que son facilitadoras del aprendizaje de una manera holística y no convencional, específicamente las que cimentan su trabajo en el cuerpo; en su expresión, su capacidad estésica y su potencial para simbolizar y movilizar las propias vivencias, llevando al sujeto a encontrarse con otras experiencias de aprendizaje, sea éste un aprendizaje de contenidos o de momentos vitales y que ponen al facilitador, al docente o al terapeuta, en otros escenarios con nuevas herramientas y propuestas retadoras y cambiantes.
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