Marcar el primer gol tiene una incidencia muy significativa en el desarrollo de un partido. No solo en aquellos en que es tanto se convierte en decisivo porque ya no hay más goles, sino que una vez que ha subido al marcador la mayoría de las veces la disposición de los equipos contendientes se readapta a esa circunstancia. Las estadísticas señalan que el equipo que marca el primer gol tiene mucho trabajo adelantado para alzarse con la victoria. Entonces entra en juego un nuevo factor, dependiendo de si se trata de quien lo ha conseguido o de quien lo ha recibido, o, en otras palabras, de saber rentabilizar esa ventaja o del poder de reacción para neutralizarla e incluso remontarla. El equipo que sepa aprovechar positivamente la combinación de estos dos factores es el que tiene mayor probabilidad de éxito.
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