En 1969 Luis Cubillo de Arteaga realizó un anteproyecto para la parroquia de San Fernando en Madrid, trasdesestimar la Oficina Técnica del Arzobispado un proyecto previo de Emilio Chinarro Matas.Cubillo, que había comenzado a colaborar sólo un año antes con el Arzobispado en la parroquia de San Federico,tanteó en el proyecto de San Fernando diversas configuraciones en planta para su templo, buscando la mejor adecuacióna la renovación litúrgica surgida tras el Concilio Vaticano II. Finalmente optó por la planta cuadrada, situando el presbiterioen uno de sus vértices, solución que repitió asiduamente en sus proyectos de arquitectura religiosa de principios de losaños 70. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de éstos, en San Fernando la cubierta descendía hacia el presbiterio,produciendo un intenso efecto de concentración sobre el altar, amplificado por la luz blanca cenital sobre la que parecíanflotar una cruz de metacrilato y un Cristo elaborados por José Luis Sánchez. El escultor realizó toda la imaginería ymobiliario litúrgico del templo, logrando armonizarlos con la arquitectura de Cubillo y las magníficas vidrieras de la navey el baptisterio diseñadas por Arcadio Blasco.El resto de las dependencias parroquiales también se proyectaron a partir de la agregación de módulos cuadradosen planta, unificados por una cubierta totalizante cuyas líneas de máxima pendiente estaban giradas 45º respecto a ellos.La evolución del proyecto, como se expondrá en este artículo, denota la tensión entre el funcionalismo litúrgico y losintereses formales del arquitecto, razón última de su arquitectura. Éstos se tradujeron en una atractiva volumetría queiba a destacar en el singular emplazamiento del edificio: un parque rodeado de altos edificios donde la preponderanciade las cubiertas se consideró fundamental.El proceso de diseño se prolongó a lo largo de la obra, modificándose la estructura prevista originalmente ymatizándose los aparejos de las fachadas propuestos en el proyecto de ejecución, enriqueciéndolos en el caso de la torrecampanario con soluciones ensayadas previamente en el seminario de Castellón o la iglesia de Cadreita. En otro sentido,la propiedad también exigió algunas modificaciones que atenuaron la radicalidad de algunos planteamientos originalesdel proyecto, probablemente uno de los más ambiciosos y destacados de la arquitectura religiosa de Cubillo
In 1969 Luis Cubillo de Arteaga made a preliminary design for the parish Church of San Fernando in Madrid,after the Technical Office of the Archbishopric rejected a previous project from Emilio Chinarro Matas.Cubillo, who had begun collaborating with the Archbishopric the year before by designing The San Federico parishChurch, tried various plan configurations for the San Fernando parish for its temple, seeking the best adaptation to theliturgical renewal that emerged after Second Vatican Council. Finally, he opted for the square plan, placing the presbyteryin one of its vertices, a solution that he repeated regularly in his projects for religious architecture in the early 1970s .However, unlike most of these, in San Fernando the roof descended towards the presbytery, producing an intense effectof concentration on the altar, amplified by the zenithal white light on which a methacrylate cross and a Christ made byJosé Luis Sánchez seemed to float. The sculptor made all the imagery and liturgical furniture of the temple, harmonizingthem with the architecture of Cubillo and the magnificent stained-glass windows of the nave and the baptistery designedby Arcadio Blasco.The rest of the parish dependencies were also projected from the aggregation in the plan of square modules,unified by a wide roof whose maximum slope lines were rotated 45º with respect to them. The evolution of the project,as will be explained in this article, denotes the tension between the liturgical functionalism and the formal interests ofthe architect, the main basis of his architecture. These interests resulted in an attractive volumetry that would standout in the unique location of the building: a park surrounded by tall buildings where the preponderance of the roofs wasconsidered fundamental.The design process continued throughout the construction of the building, modifying the original structure anddeveloping the bonding of the facades proposed in the project, enriching them in the case of the bell tower with solutionspreviously tested in the Castellón Seminar or in Cadreita church. The property also demanded some modifications thatattenuated the radicality o
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