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Tanto en el ámbito de la enfermedad tromboembólica como en el de la hipertensión pulmonar el año 2010 ha sido pródigo en publicaciones de interés. Respecto a la primera, algunos datos han ayudado a conocer mejor los factores asociados a mayor riesgo de presentarla, como viajes largos o ciertos polimorfismos. Desde el punto de vista del diagnóstico, han aparecido nuevas recomendaciones, con mayor protagonismo de la angio-TC. La resonancia magnética también va ganando terreno. Establecer con mayor certeza el riesgo del paciente es uno de los objetivos de las nuevas guías de la Sociedad Europea de Cardiología, que sustituyen algunos términos como masivo o submasivo por otros como alto o bajo riesgo. Respecto al tratamiento, se aboga por mantener de forma indefinida la anticoagulación en casos de tromboembolismo pulmonar idiopático. Los nuevos fármacos, como rivaroxaban, dabigatran o indraparinux, empiezan a acumular evidencias acerca de su eficacia.
Respecto de la hipertensión pulmonar, el tabaco parece desempeñar un cierto papel como factor de riesgo. Los resultados de algunos registros no parecen ser muy alentadores en cuanto a la mejoría de la supervivencia con los nuevos tratamientos. Se comienza a conocer algo más el papel de la inflamación en la patogenia de la enfermedad y un estudio español refuerza el papel de la prueba de 6 min en la evaluación del paciente. Algunos fármacos empiezan a asomar en la literatura científica. El imatinib es prometedor pero seguramente sólo en algunos pacientes, riociguat muestra buenos resultados y treprostinil inhalado surge como nueva opción.
In both thromboembolic disease and pulmonary hypertension, 2010 has been a prodigious year for interesting publications. Some data have helped to elucidate the factors associated with a greater risk of thromboembolic disease, such as long journeys and certain polymorphisms. New recommendations on diagnosis have been made, giving a greater role to computed tomography angiography. Magnetic resonance imaging is also gaining ground. More accurate risk evaluation is one of the objectives of the new guidelines of the European Society of Cardiology, which substitute some terms such as massive or submassive for high- and low-risk. Maintaining anticoagulation indefinitely in idiopathic pulmonary thromboembolism is recommended. Evidence on the efficacy of new drugs such as rivaroxaban, dabigatran and indraparinux is beginning to appear.
In pulmonary hypertension, smoking seems to play a role as a risk factor. Some registries indicate that new treatments have not improved survival. Greater knowledge has been gained of the role of inflammation in the pathogenesis of the disease and a Spanish study supports the role of the 6-minute walk test in patient evaluation. Some drugs are highlighted in the literature. Imatinib is promising but probably only in some patients. Riociguat provides good results and inhaled treprostinil has emerged as a new option.
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