Las métricas de la seguridad laboral basadas en la accidentabilidad, como la tasa total de frecuencia de accidentes registrables, presentan deficiencias bien documentadas. Un bajo nivel de siniestralidad no exime de responsabilidades jurídicas. La seguridad, entendida como presencia de capacidades para que las cosas salgan bien, concuerda con el concepto jurisprudencial de diligencia debida del empleado. Los autores de este artículo proponen un índice que engloba ambos elementos, midiendo las capacidades de adquirir y mantener conocimientos sobre seguridad, comprender la naturaleza de las operaciones, destinar recursos para la seguridad, responder a los riesgos, demostrar la colaboración y la conformidad, y ofrecer garantías.
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