A finales del siglo XIX, dijo Élisée Reclús: “La evolución es el movimiento infinito de cuanto existe, la transformación incesante del universo y de todas sus partes desde los orígenes eternos y durante el infinito del tiempo”. Resulta apropiado mencionar esto para recordar que cada día es un constante cambio; asistimos a vertiginosos avances en el lenguaje, la ciencia, la comunicación. En todos los ámbitos del quehacer humano hay transformaciones; pero, ¿qué pasa con la educación?
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