Los acontecimientos ocurridos a finales del siglo XV y durante el XVI, como consecuencia del descubrimiento de América, produjeron un gran cambio en la mentalidad y comportamiento de la sociedad española, que afectó profundamente al proceso monetario, en especial por la llegada de metales preciosos procedentes de las nuevas tierras.
Durante el primer tercio del siglo XVI se recogió abundante oro; después, la producción de la plata fue mucho mayor. El oro se extrajo fundamentalmente de los territorios que hoy conforman México, Perú, Colombia y Ecuador. Por lo tanto, la emisión de moneda en las Indias se convirtió en algo imprescindible, ya que era allí donde se obtenían los metales preciosos, siendo necesaria la apertura de talleres monetarios.
Carlos I, mediante una Cédula Real del 11 de mayo de 1535, instaló en México la primera Ceca del continente americano. Después se establecieron otras Cecas como la de Lima, Santo Domingo o la de Potosí, ciudad a la que el monarca concedió el título de Villa Imperial, convirtiéndose en el asentamiento más importante de las Indias; sus famosas minas llegaron a tener un valor incalculable.
La principal innovación monetaria del reinado de este monarca fue el establecimiento del "Escudo de oro" y el "Real de a ocho" de plata, monedas emblemáticas, que tuvieron una gran repercusión a lo largo de la historia monetaria hasta prácticamente el siglo XX, como es el caso del Real de a ocho y sus divisores.
Durante más de 300 años el Real de a ocho, que por influencia americana cambiaría su nombre en "peso duro", constituyó una parte importante de las monedas actuales de América y sirvió de modelo al dólar americano y a muchas otras divisas internacionales. El dólar deriva de nuestro duro y además el signo con el que se suele representar - $ - es una simplificación de las columnas de Hércules y el Plus Ultra.
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