La palabra expectativa proviene etimológicamente de spectare (contemplar o ver en detalle) y el prefijo ex (hacia afuera). Se refiere a la esperanza o posibilidad de conseguir algo, y está tan integrada en nuestra mirada que, a veces, se convierte en un prejuicio, o como mínimo suele desviar nuestro foco de atención. Las expectativas se nos colocan como un filtro en la relación con las otras personas, y por supuesto también en el ámbito académico y en el profesional.
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