La cancelación de procedimientos quirúrgicos programados repercute negativamente en los pacientes afectados (trastorno social, económico y de salud), y también en el conjunto de la población atendida, al reducir la efectividad y la eficiencia del su sistema sanitario. Conocer y analizar las causas de este fenómeno es un paso previo necesario para poder reducir su incidencia. La implicación de los anestesiólogos en este proceso de análisis es imprescindible, dado que estos ocupan posiciones clave en la organización y funcionamiento del bloque quirúrgico.
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