La Ley de Memoria Democrática posibilita la transformación del Valle de Cuelgamuros, que se convertirá en una herramienta pedagógica para el estudio y análisis de la guerra y el franquismo a través de su principal expresión arquitectónica. Del mismo modo que la memoria de España es memoria de Europa, el Valle forma parte de los grandes proyectos arquitectónicos de los fascismos europeos de la época. Un marco analítico comparado es clave para entender bien su dimensión propagandística y totalitaria. En el ámbito europeo hay ya varios proyectos que consideran al monumento como uno de los principales patrimonios disonantes (fuera de época, controvertido, incompatible con los paradigmas memoriales contemporáneos) en el continente, y su gestión futura será seguida con mucho interés más allá de nuestras fronteras.
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