Las evidencias nos muestran la importancia del aprendizaje activo y la creación de distintos espacios de aprendizaje que inviten al alumnado a participar de maneras diferentes. Esto lleva a plantearnos la organización de tiempos, agrupamientos y espacios para la adquisición de competencias y la movilización de saberes básicos, enseñando desde los «ojos de la infancia» y el «cerebro del que aprende». En esta línea, la LOMLOE invita a los centros educativos a hacer uso de su autonomía pedagógica para repensar la organización de las áreas hacia la interdisciplinariedad y los ámbitos de conocimiento y para diseñar situaciones de aprendizaje que favorezcan el enfoque competencial y la personalización educativa, poniendo el foco en una educación inclusiva.
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