Palma de Mallorca, España
Una de las grandes preocupaciones de los monarcas españoles fue resolver la movilización de suficientes marineros en su Armada, así como de una reserva constituida sobre una normativa reglada. La garantía de la continuidad de la política imperial estaba ligada a la existencia y eficacia de una marina bélica y al concurso de miles de hombres a bordo de todo tipo de buques de guerra. Estos navíos contaban con oficiales y profesionales que aseguraban las operaciones más relevantes de estas fortalezas flotantes. Pero también era necesaria la concurrencia de una articulada marinería, preferentemente profesionales civiles, para cubrir las necesidades más básicas y del todo imprescindibles. Eran los verdaderos nervios del navío.
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