La asociación de términos «culpable» y «sin delito» podría parecer una contradicción. Sin embargo, el inmigrante se convierte, utilizando un juego de palabras, en un «crimigran- te», es decir, viene criminalizado, etiquetado como «delincuente» (a pesar de no haya come- tido ningún delito) y sancionado cautelarmente con la privación de libertad por haber in- cumplido la legislación administrativa relativa a la entrada y permanencia en España. Este artículo intenta ofrecer un análisis crítico del fenómeno, poniendo de manifiesto cómo la«actuación» de la sociedad y del sistema de administración de justicia es selectiva y sesgada, hasta el punto de defender intervenciones cautelares desmesuradas contra los migrantes.
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