La relación del médico con el enfermo está cargada de unas características especiales que revisten gran riqueza de contenido y que se interrelacionan por ambas partes. Así, es imprescindible que el médico al que el paciente, afectado por un estado de vulnerabilidad, deposita su confianza, sea acreedor de un nivel profesional fuera de toda duda. De ahí la importancia de la formación continuada en el facultativo.
Desde los primeros pasos de la relación medico-paciente se debe poner de manifiesto la calidad de dicha relación, en donde el enfermo es coprotagonista una vez que es estudiado adecuadamente. La actitud del facultativo frente al paciente debe estar exenta de connotaciones que a priori, puedan distorsionar o afectar su grado de dedicación. Una vez establecida esa relación el médico debe involucrarse en la atención que demanda el estado de carencia del paciente, tanto desde el punto de vista biológico como personal, prestando un servicio de calidad a toda la persona del enfermo.
La actuación médica no puede debe ser a demanda de situaciones que son presentadas al margen de un estado de enfermedad, como podría ser la prescripción de contraceptivos que, además, suponen un riesgo añadido por sus efectos secundarios relevantes para la integridad terceros, como es el caso de provocación de abortos. Evidentemente la relación médico-paciente no está fuera de la posibilidad de que se cometan errores, que conocidos y asumidos, son fuente de riqueza tanto en la calidad de relación entre el médico y el enfermo, como en la formación propia de los facultativos. A todo ello siempre se debe cuidar, en beneficio del paciente, la correcta relación entre los colegas y con el equipo de enfermería.
The doctor's relationship with the sick person is fraught with special characteristics that are rich in content and interrelated on both sides. Thus, it is essential that the doctor to whom the patient, affected by a state of vulnerability, deposits his trust, is a creditor of a professional level beyond doubt. Hence the importance of continuing training in the faculty.
From the first steps of the medical-patient relationship it should be highlighted the quality of this relationship, where the patient is a co-star once it is properly studied. The attitude of the practitioner to the patient should be free of connotations that a priori, may distort or affect their degree of dedication. Once this relationship is established, the doctor must be involved in the care that demands the patient's state of absence, both biologically and personally, providing a quality service to the whole person of the patient.
Medical action cannot be demanded for situations that are presented outside of a state of illness, such as the prescription of contraceptives that, in addition, pose an added risk due to their side effects relevant to third-party integrity, such as the case of causing abortions. Obviously the doctor-patient relationship is not beyond the possibility of errors, which are known and assumed, are a source of wealth both in the quality of the relationship between the doctor and the sick, and in the proper training of the doctors. All of this should always be taken care of, for the benefit of the patient, the correct relationship between colleagues and with the nursing team.
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