Las nuevas constelaciones de satélites en órbitas bajas han cambiado el panorama espacial. Los satélites geoestacionarios ‘tradicionales’, de mucho mayor tamaño, están situados a gran distancia y son capaces de ofrecer diversos servicios de manera simultánea. Por el contrario, estos miles de nuevos objetos lanzados al espacio destacan especialmente por ofrecer comunicaciones con una mayor cobertura y una menor latencia. El futuro cercano implicará la convivencia de ambos modelos, con un añadido extra: ¿qué ocurrirá con toda esta basura espacial?
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